Compartir de la Fe – 19 de enero
Marcos 3, 1-6
Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo.
Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: «Ven y colócate aquí delante». Y les dijo: «¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?». Pero ellos callaron. Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: «Extiende tu mano». El la extendió y su mano quedó curada.
Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él.
«Alégrense mutuamente cuando se encuentren. Ayúdense unas a otras a llevar las cargas y las preocupaciones. Por amor a Jesús, asuman pacientemente las faltas, debilidades y peculiaridades de los demás. Por tu fe viva en Dios y tu caridad activa, sé una luz para todas las personas. No importa en que parte del mundo estamos, permanezcamos sincera y firmemente unidas. El Espíritu Santo y el Sagrado Corazón de Jesús pueden dirigir corazones como Corrientes de agua» (Beata Helena Stollenwerk).
Reflexión Personal
1. ¿Qué sentimientos hay en tu corazón al comenzar este día?
2. La Beata M. Helena alentó a las Hermanas hacia un gran amor y aceptación de las faltas, debilidades y peculiaridades de la otra. Jesús estaba afligido por
la dureza del Corazón en los fariseos, ¿Hay alguna dureza o falta de aceptación en tu corazón? ¿Puedes llevar esto a Jesús para ser sanado?
3. ¿Qué gracia deseas implorar en el día de hoy?