Compartir de la Fe – 20 de enero
Retirémonos con Jesús, donde Él quiera que estemos…
Marcos 3, 7-12
Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea.
Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón. Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara. Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo. Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.
«A través del Espíritu Santo que mora en nosotros, nuestras oraciones se vuelven lo suficientemente poderosas como para perforar las nubes y nuestras obras se hacen santas. Cada una de nosotras deben esforzarse por amar verdaderamente al Espíritu Santo con todo nuestro corazón y trabajar para promover su gloria en los demás. Cuanto más haga esto un misionero, más bendecirá su obra el gran Dador de Gracias, el Espíritu de Dios. ¡Ten Valor! Dios no abandona a su Iglesia.» (AJ: Palabras
para iluminar nuestro camino, p.35)
Reflexión Personal
1. ¿Qué sentimientos hay en tu Corazón al comenzar el día?
2. La multitud lo buscó y san Arnoldo nos invita a dejarnos guiar por la voluntad de Dios.
¿Que necesitas dejar de lado para abandonarte en las manos del Espíritu Santo?
3. ¿Qué gracia deseas pedir en este día para todo el Capítulo?